El turismo en España goza de buena salud. La situación económica que hemos sufrido en los últimos años y la inestabilidad política de los países del arco Mediterráneo, lejos de desfavorecer al sector, ha convertido a España en uno de los destinos turísticos preferidos. A ello se suma un cambio en el comportamiento de los viajeros bajo el paraguas del ecoturismo, un ámbito en la que nuestro país puede jugar una baza fundamental.
Pero no solo se trata de un crecimiento económico, contrastado con las cifras que todos conocemos y que nos presentan un incremento de dos dígitos durante el primer semestre del año en comparación con el mismo periodo del año anterior, sino que la buena posición adquirida por el turismo español viene acompañada de otros cambios más profundos. Cambios que afectan tanto a los usuarios como a las empresas del sector y que se están convirtiendo en tendencia afectando directamente a la forma en la que se consume el turismo, a la inquietud por el medio ambiente asociado al destino y a los procesos y al ámbito cultural y patrimonial del lugar elegido.
La repercusión directa de estos cambios en el sector del turismo ha dejado su huella y hemos visto en los últimos tiempos una intensificación de los progresos del turismo sostenible y de una de sus variedades: el ecoturismo. Un ámbito en el que España tiene mucho que decir, gracias a su biodiversidad, y que se verá potenciado con el proyecto europeo de destinos inteligentes, que abre un nuevo abanico hacia los destinos ecoturistas de cara a 2020.
El ecoturismo inteligente necesita de tecnología
La tecnología y la innovación permiten optimizar los recursos turísticos, naturales, culturales y patrimoniales, que son la base del ecoturismo inteligente, respetando la sostenibilidad y creando modelos de negocio turístico que acompañen al turista en todas sus fases, es decir, antes de viajar, durante la realización del viaje y al terminar el mismo.
Acceder a una gran cantidad de información antes de decidir el destino es fundamental en la fase de planificación y elección de un viaje. Contar con datos sobre destinos, productos y servicios facilita la elección para el turista en una primera fase. En la siguiente, la conectividad y el uso del móvil facilitan y hacen más interactiva y flexible la experiencia turística, mientras que en una tercera fase, el reto se presenta para las empresas del sector que tienen que afinar sus procesos de análisis para saber quién y en qué sentido se habla de sus productos y servicios, así como cuál ha sido el grado de satisfacción de los turistas con el objetivo de aplicar sistemas de mejora continua y campañas de fidelización y engagement.
Por parte de las empresas, cuando se habla de ecoturismo, también es importante tener en cuenta que los perfiles de viajeros ecoturistas buscan viajar con compañías que acompañen en la filosofía de la sostenibilidad y sean sostenibles en sí mismas. Por este motivo, es importante para las empresas, y en este sentido el Big Data y la tecnología analítica tiene mucho que aportar, ser abanderadas de la reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera y de la reducción del consumo de agua y del uso de la energía.
Ser viables, cuidar el patrimonio y conservar el entorno
Pero, ¿qué criterios tiene que tener en cuenta un destino inteligente para ser sostenible? La respuesta a esta pregunta se puede abordar desde tres puntos de vista: empresarial, cultural y social.
Desde un punto de vista empresarial, los modelos que se construyan tienen que ser viables económicamente, generando crecimiento a la par que equilibrio y eficacia. Para conseguirlo, es necesario recurrir a modelos de optimización de costes y de consumo de energía que estén alineados con políticas medioambientales, de tal modo que la inversión no solo sea beneficiosa para el medio ambiente sino también para el sector. Las herramientas de analítica avanzada juegan un papel importante en esta optimización de los recursos permitiendo generar modelos predictivos con un alto índice de acierto y modificar los desvíos detectados en tiempo real.
Culturalmente, por su parte, el objetivo consiste en la creación de estrategias que permitan al turista una inmersión real en la cultura, costumbres, tradiciones, gastronomía, etc. Además de conseguir una mejora de la calidad de vida y del desarrollo de los residentes. A la hora de plantear estas estrategia la tecnología debe asegurar el acceso a la información y a los datos patrimoniales en tiempo real y de forma experiencial.
La perspectiva social, por último, hace referencia a la conservación del entorno y de las costumbres y va más allá de tener en cuenta solamente al turista y su satisfacción. En este aspecto la tecnología y el big data pueden aportar su valor en por ejemplo el control del número de visitantes, el uso y reciclado de aguas, en los índices de movilidad sostenibles, en la eficiencia energética, etc.
En conclusión, el desarrollo del ecoturismo sostenible es una realidad en España que debemos seguir potenciando de cara al año 2020, siguiendo el ejemplo del proyecto de la isla de Lanzarote, pero, para ello, se ha de incidir en todos los planos de gestión a los que afectan los destinos inteligentes hasta convertirlos en una práctica estandarizada. Con ello, la percepción del turismo española seguirá en aumento – partimos en la actualidad de una valoración de notable por parte de los turistas – aportando una mayor rentabilidad y marcando la diferencia.
Cuenta con más de 16 años de experiencia en empresas multinacionales tanto en el ámbito de consultoría como en línea. En empresas destaca su paso por Amena en las áreas de Estrategia y en Innovación y Desarrollo de Negocio y en Sainco en Finanzas. En consultoría trabajó en Daemon Quest como Director General para Portugal y en Andersen Consulting dentro del área de Estrategia. Es economista y Executive MBA por el IE.