En una rápida serie de entrevistas con compañías espaciales comerciales en el Congreso Astronáutico Internacional celebrado recientemente en Washington, Estados Unidos, la presidenta y directora de operaciones de SpaceX, Gwynne Shotwell, arrojó un poco más de luz sobre el pensamiento actual de su compañía con respecto a los plazos de la misión para su próximo vehículo espacial de la nave estelar.

Dicha nave estelar, actualmente en desarrollo paralelo en las instalaciones de SpaceX en el sur de Texas y Florida, está destinada a ser la sucesora y sustituta del Falcon 9 y del Falcon Heavy, con una mayor capacidad de carga útil y la capacidad de alcanzar la Luna y finalmente Marte.

«Aspiramos a poner la nave en órbita en un año», dijo Shotwell. «Definitivamente queremos aterrizar en la Luna antes de 2022. Queremos iniciar el transporte de carga para asegurarnos de que hay recursos suficientes para los humanos que finalmente aterrizarán en la Luna en 2024, si las cosas van bien, así que ese es el marco de tiempo».

Es una línea de tiempo ambiciosa, y tal  como la propia Shotwell ha afirmado repetidamente, se trata de estimaciones «aspiratorias». En la industria espacial, así como en la tecnología, no es raro que los líderes establezcan calendarios agresivos para que los equipos que trabajan en los proyectos trabajen en los límites de lo que realmente es posible.

Elon Musk, CEO de SpaceX, también es conocido por trabajar con plazos que a menudo no coinciden con la realidad, y Shotwell aludió al ambicioso establecimiento de objetivos de Musk como una virtud en otra parte de su entrevista en el escenario de la IAC.

Noticia original en TechCrunch.

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