Por Jordi Pardines, director de Estrategia y Organización de Galán&Asociados.
En momentos de crisis, especialmente como la que están sufriendo las empresas del sector turístico, las hoteleras y aquellas otras empresas vinculadas al ocio, a la gestión de viajes, incluso a las del sector de la restauración, deben poner el acento en la gestión de la tesorería del negocio.
Estas empresas, en mayor o menor grado, pueden hacer mucho en sus métodos y procesos de gestión de su tesorería para evitar que la caída de los ingresos genere graves tensiones en sus cuentas y que incluso lleguen a poner en peligro la salud financiera de la compañía.
En la actual situación, hay que proceder con fuerte determinación a fortalecer y mejorar las herramientas y mecanismos de gestión de la liquidez, para poder responder con seguridad a preguntas básicas sobre inversiones, capacidad de gasto, necesidad de ahorro de costes o financiación.
Sólo un buen método y control de la tesorería nos va a permitir dar respuestas a cuestiones básicas y esenciales en situación de crisis.
Preguntas como:
- ¿cuánto y para cuándo necesito para cubrir mi déficit?
- ¿puedo en este momento abordar un gasto sin drenar los recursos necesarios para la actividad?,
- ¿lo pago al contado o a qué plazo?
- ¿cuándo tengo una ventana disponible de pagos?
- ¿debo financiar a corto o largo plazo?
- si tengo recursos, ¿me interesa pagar al contado y conseguir el descuento, o puedo que esto me estrangule en unos meses?
- y otras tantas…
Las decisiones sobre la búsqueda de nuevas vías de financiación, la decisión de aplazar pagos o generar nuevos requisitos en la aplicación de descuentos se toman con mayor criterio y seguridad en base al uso de técnicas de gestión y planificación de tesorería porque en situaciones adversas debemos concentrar nuestro esfuerzo y situar la caja como el centro de nuestra actividad empresarial.
Los tiempos que corren nos obligan a pensar a corto plazo, más en el circulante que nos permita capear el día a día que en la rentabilidad.
El punto de partida para cualquier mejora es disponer de información real, actualizada y contrastada.
No se puede gestionar la tesorería en base a información de baja calidad. Es fundamental conocer el flujo de caja, qué fondos se disponen al momento, cuáles son los pagos y los cobros y en qué momentos hay que realizarlos, así como conocer qué previsión hay para los flujos que todavía no se encuentran determinados. Este es el mapa básico.
Asimismo, es importante aplicar una política de reducción de gastos, que debe incluir también pelear los costes financieros y así generar ahorros.
Junto a ello, habrá que plantearse una revisión –en la medida de lo posible– de costes , de aplazamientos de impuestos, reorientar el calendario de pagos y renegociar con proveedores.
Para muchas empresas, esta situación les obliga por primera vez a establecer una clara política de pagos y cobros. En otros momentos esto no era tan prioritario, puesto que la cantidad del volumen de operaciones ordinarias permitía salvar los periodos con tensiones de tesorería.
Después de estos pasos básicos, y sin tener capacidad de prever hasta cuándo se va a extender esta situación, deberíamos continuar dando pasos en firme.
Una vez se dispone de una mínima planificación, evaluar las vías de financiación actuales y buscar en su caso un nuevo esquema de financiación que permita dotar de fuerza a las capacidades propias.
Así, para reforzar la tesorería de la empresa no solo basta con contar con programas específicos de gestión con muchas utilidades, es necesario realizar un paso previo consistente en organizar nuestra tesorería con parámetros de funcionamiento sistematizados y ordenados.
Básicamente para ello, deberíamos analizar si la empresa tiene problemas de tesorería porque está financiando pérdidas o por desequilibrio en la gestión de su circulante; estudiar si hay un desfase entre cobros y pagos; coordinar los procesos de gastos periódicos, como las compras de material o insumos de modo que estén sincronizados con los periodos de cobros; fijar días de pagos; sincronizar todos los departamentos que afectan a la tesorería; para finalmente generar un calendario de tesorería que elimine las tensiones en la organización y el estado financiero de la empresa, como en los responsables del departamento financiero y de gestión.
Todo ello nos conducirá a una mejora en la gestión de la tesorería y garantizar en gran medida la salud financiera de las empresas del ámbito turístico.