Si bien la situación de la COVID-19 ha afectado considerablemente al sector turístico, una industria que aporta 9,3 billones de USD a la economía global anual, también es cierto que los viajeros quieren, de forma progresiva, retomar sus planes de viaje, como indica el más reciente estudio de Wakefield Research.
Los resultados de este estudio, a nivel global, muestran que tres de cada cinco viajeros expresaron interés en reservar una estancia en un plazo de seis meses, en cuanto se levanten las restricciones en sus mercados. Un 30% afirmó que prefería hacer viajes nacionales y, además, más de dos tercios de los encuestados tenían pensado hacer el mismo número de viajes, o incluso más que en otros años, un dato muy positivo para los operadores turísticos.
En cuanto a los datos correspondientes al continente europeo, el informe muestra que la preferencia por los viajes nacionales fue especialmente destacada en España (42%), un mercado que, tras la COVID-19, se inclina por reservar sus viajes en agencias online (43% de los encuestados), para hacer viajes vacacionales de descanso (40% de los encuestados) o desplazamientos para ver a familiares y amigos (24%). La encuesta también revela que, al elegir alojamiento, el precio y la localización siguen siendo factores determinantes para los viajeros españoles.
Por otra parte, el interés por los viajes en solitario se incrementó en Francia (25%), mientras que en Alemania y Reino Unido se evidenció un mayor interés en los viajes internacionales (18% y 14%, respectivamente), respecto a otros países.
Además de esta disposición y deseo de volver a viajar, hay otras tres tendencias y expectativas que influirán en las decisiones particulares de los viajeros y alterarán por completo, el sector turístico; y tendrán un papel muy relevante en la capacidad de esta industria de resistir adversidades futuras.
Los millennials y la Generación Z toman la riendas, con una mayor conciencia medioambiental
Los miembros de la Generación Z y los millennials han demostrado que tienen muchas ganas de retomar sus viajes, como apunta este estudio. Dos de cada tres personas de estos grupos de edad afirmaron querer viajar en los seis meses posteriores a la pandemia. Por el contrario, los baby boomers y la llamada «generación silenciosa» (los nacidos antes de 1945) se muestran más reacios, con casi un 50% de los encuestados que declaró preferir esperar más de seis meses.
Es el doble de probable que la generación Z y los millennials viajen a una gran ciudad que los demás grupos de edad. A estos usuarios jóvenes (menores de 40 años) les preocupa más el impacto medioambiental de sus viajes, lo que puede estar relacionado con los efectos de la COVID-19. Los datos también muestran que el 69% de los viajeros españoles tiene en consideración el impacto medioambiental en sus elecciones y planes de viaje.
A la luz de este informe, los hoteleros, sobre todo en zonas urbanas, deben tener en cuenta las expectativas de los viajeros jóvenes al definir sus estrategias de recuperación para los próximos meses, para aprovechar esta tendencia de la demanda.
Servicios digitales seamless: un factor decisivo para conseguir clientes
La COVID-19 ha fortalecido el comercio electrónico en todos los grupos de edad. Un estudio reciente muestra que la pandemia ha acelerado, entre cuatro y seis años, la transición de las tiendas físicas a las compras online (comercio electrónico), y es probable que esta rápida adopción del comercio electrónico continúe.
Wakefield Research detectó patrones similares en viajeros que querían hacer reservas: así, más de un 70% de los encuestados prefería reservar su primer viaje de manera indirecta; y un 50%, en sitios web de reserva de terceros.
La comodidad de poder comparar varios productos turísticos en un solo lugar y de completar el pago de las reservas fácilmente mediante monederos digitales son algunas de las principales razones mencionadas por los encuestados para elegir este tipo de alternativas.
En el caso de los que prefieren pagar sus estancias hoteleras en sitios web de terceros, la posibilidad de que se pueda devolver el dinero si hay imprevistos y la percepción de que las transacciones son más seguras, son los principales factores para elegir canales de comercio electrónico.
Para facilitar que los consumidores acostumbrados al entorno online reserven sus viajes cuando quieran con tranquilidad, y en línea con estos hallazgos, Expedia Group desarrolló hace poco una función para reservar estancias de última hora sin tener que introducir los datos de tarjetas de crédito. Esta iniciativa también puede ayudar a los hoteleros a aprovechar oportunidades que, de lo contrario, se perderían.
Aumentan los servicios sin contacto personal
Con la COVID-19, el concepto de «distanciamiento social» se ha ido incorporando en nuestro modo de vida y lo consideramos ya una forma eficaz de evitar la propagación del coronavirus. Para un sector como el turismo y la hotelería, el distanciamiento social podría parecer un contrasentido y supuso un desafío aplicar este tipo de medidas al inicio de la pandemia.
El estudio de Wakefield Research indica que casi un 70% de los viajeros (un 68% en el caso de los turistas españoles) se mostraron a favor de poder hacer el check-in en su alojamiento con una interacción mínima con el personal.
De manera general, los encuestados también mencionaron como un factor clave en su elección las descripciones claras de los servicios en las habitaciones, las instalaciones y las opciones de restauración que fomentan el distanciamiento social.
En el caso particular de los viajeros españoles, el 98% de los encuestados dijo que se toma muy en serio los comentarios negativos de otros usuarios y que la limpieza de las habitaciones y las condiciones de las instalaciones son factores clave para formarse una opinión y elegir alojamiento.
Sabiendo de antemano que los viajeros desean evitar el contacto personal, los hoteleros deben seguir adaptándose, con agilidad e imaginación, pensando nuevas formas de ofrecer servicios sin contacto que, en todos los casos, mantengan un toque personal y satisfagan a los clientes.
Se trata, en definitiva, de lidiar con las particularidades de un nuevo entorno en el que todas las empresas del sector deben colaborar e innovar mediante el poder de la tecnología.