Este es un contenido elaborado por Anna Jiménez (Women in eTravel) Enric López C. (CETT-UB) y Laura Rampérez (Inturea).
Continuamos con esta serie de entrevistas que realizamos a mujeres del sector travel tech y emprendedor, principalmente, que creemos que pueden aportar, además de su experiencia (de incalculable valor), una visibilidad única para seguir “rompiendo” barreras, “techos de cristal”, y servir de inspiración, de motivación, para que otras mujeres no abandonen ni sus aspiraciones profesionales ni sus proyectos emprendedores.
En esta ocasión hablamos con Clara Soler, consultora de comunicación y marketing en la agencia Sumeru, fundada en 2019, y docente en distintas universidades y escuelas de negocio.
¿Qué relación tienes con el mundo del emprendimiento? ¿En qué momento decides convertirte en emprendedora (o intraemprendedora)?
No te lo creerás, pero… ¡he tenido que buscar el término intraemprendedora! No lo había escuchado/leído nunca. ¡Me gusta mucho ese término! Creo que deberíamos las empresas deberíamos utilizarlos más.
Pues me he puesto a mirar atrás, muy atrás, y tengo abuelos y abuelas emprendedores. Mi bisabuelo por parte de padre tenía una empresa de electricidad, que aún continúa en marcha.
Y por parte de madre, su abuelo tenía una pastelería, que como sabrás por mis redes sociales, aún funciona.
He vivido siempre la pasión por el trabajo, el esfuerzo y todo en un ambiente muy familiar, muy acogedor.
Mira qué curioso, mis dos bisabuelos (uno por parte de padre y el otro por parte de madre) pusieron publicidad de sus negocios en 1942, en el libro de fiestas de Albaida, en la misma página.
Por mi parte, tras varios años trabajando para otros en hoteles, restaurantes, agencias de viaje, como guía turístico o técnico de turismo en Ayuntamiento, en 2010 me tiré a la piscina (por cierto, con poca agua).
Me hice autónoma y el epígrafe de Community Manager aún no existía. De hecho, creo que aún no existe.
Empecé gestionando las redes sociales, las webs y blogs de empresas del sector turístico en las que había trabajado. A cambio de trueque, ya que en 2010 pocas marcas tenían aún presencia en redes, y no conocían el poder de estas.
Tras varios meses trabajando como freelance, creé junto con otra social, Raquel, Turistícate, empresa de social media para el sector turístico.
¿Nos puedes explicar más acerca de tu actual proyecto?
Tras cuatro años trabajando en Turistícate con clientes no solo de la Comunidad Valenciana, sino también del resto de España, me fui a vivir a Madrid, a explorar y a trabajar en otras áreas de la comunicación, como la radio.
Por desgracia, allí no me fue tan bien como esperaba, y tuve que cerrar la empresa. Me dio mucha pena tener que despedir a las personas que trabajaban conmigo y cargarme ese proyecto en el que había trabajado tanto y que tantas penas y alegrías me había dado. No fue nada fácil…
Una vez repuesta, y estando en Madrid, me puse a trabajar en grandes agencias de Marketing y aprendí muchísimo de otros sectores y otras áreas del marketing, la comunicación y la publicidad.
Tras 3 años en la capital, volví a Valencia y fundé Sumeru, mi agencia de comunicación, marketing y formación.
Una pequeña empresa situada en mi ciudad: Albaida, que se encarga de mejorar la comunicación de empresas, tanto del sector turístico como de otros sectores. En la actualidad somos 6 personas y estoy realmente muy contenta de lo que estamos consiguiendo.
De hecho, era lo que tenía en mente desde hace años, ser lo que somos ahora: una agencia muy metódica, pero al mismo tiempo creativa. Cuento con un equipo de profesionales que son “thinkers y doers”, y eso me encanta.
¿Cuáles son los principales retos que has afrontado como mujer emprendedora?
Al principio no me tomaban muy en serio por mi carácter (muy alocado y dicharachero, jejeje) y por edad, imagino.. Incluso en más de una ocasión me han insinuado que “cómo había conseguido yo ese cliente tan importante” (lo estoy suavizando para no ponerlo de forma literal), que a dónde iba….
Así que decidí que nadie lo volvería a pensar. Llevo once años trabajando mucho y formándome para ser muy buena en mi trabajo.
Es agotador tener que demostrar en todo momento que estás ahí por méritos propios, y no por tu simpatía. Un día me dijeron: vas a tener que demostrar siempre que haces bien el trabajo. No se puede estar buena y ser lista a la vez. No es creíble. Me dejaron muerta.
Desde ese momento, y durante los siguientes meses, iba a las reuniones con miedo a que pensaran que era boba. Tenía miedo hasta de arreglarme y maquillarme. Una gilipollez como una casa. De todo se aprende, ¿no?
Cuando me llamaron de varios proyectos sin conocerme de nada, porque les habían hablado de mí y me habían recomendado, se me quitó la tontería, jajajajaja
Esto no solo me ha pasado en proyectos con diferentes clientes, también en formaciones o en congresos. Muchas veces era la más joven de las pocas ponentes mujeres que había, y me he sentido pequeñita por estar hablando con ponentes de gran talla, muy efecto síndrome del impostor, pero cuando acaba el Congreso y te felicitan por tu ponencia, se te va también la tontería.
Por tu experiencia y vivencias personales, ¿has notado la existencia del «techo de cristal”?
Si, por supuesto. En turismo es muy común. “El 80% de las estudiantes de turismo son mujeres. Solo el 20% de los altos cargos en turismo son mujeres».
Este dato no es de ahora, lo escuché en la Universidad Rey Juan Carlos en 2013 en una charla sobre el techo de cristal en el sector turístico refiriéndose a hoteles o aerolíneas. Esto ocurre en muchos otros sectores.
Cuando empecé en 2010 encontraba a más hombres con altos cargos, que a mujeres. En reuniones, congresos, presentaciones… Había más representación masculina que femenina, pero creo que esto ha ido cambiando en los últimos 5 o 6 años.
He trabajado con muchos clientes donde las directoras de marketing y comunicación son mujeres, incluso las CEO son mujeres. Ahora mismo podría decirte que el 50% de mis clientes son mujeres.
Esto no significa que no exista ese techo de cristal. Claro que existe, pero creo que lo vamos rompiendo poco a poco. Lo estamos rompiendo nosotras, y lo deberíamos romper todos como sociedad contando con administraciones públicas, leyes, ayudas y, sobre todo, educación.
¿Qué consejos le darías a esas mujeres que se están planteando emprender para que se decidan a desarrollar sus propios proyectos?
Pues les diría que busquen acompañamiento, que busquen a alguien que les pueda apoyar, ayudar, asesorar… ¡Ojalá lo hubiera tenido yo!
Existe un movimiento muy chulo de mujeres emprendedoras y empresarias que ayudan con su experiencia y conocimiento a otras mujeres. Es un apoyo brutal. ¡Y no solo aprendes! Conoces otras vivencias o resuelves dudas. Es un sitio fantástico para crear sinergias.
Womprende, Extraordinar.es, woman rocks… son comunidades para no sentirse solas y para aprender. Son sitios donde poder pedir ayuda y consejo. ¡Porque no pasa nada si pedimos ayuda! Las mujeres somos muy de tirar, tirar, y cargar hasta agobiarnos y no poder más con la vida.
Para desarrollar un proyecto no solo vale una idea buena, y listo. Hay que tener conocimientos financieros, conocimientos de marketing, de ventas, incluso psicológicos. El hecho de tener referentes y conocer otros casos ayuda a no tirar la toalla.
A lo largo de tu carrera profesional, has conseguidos grandes logros, ¿De cuáles estás más orgullosa?
Estoy orgullosa de haber dejado el trabajo que tenía. De haber emprendido y de haber apostado por mí. Y me gusta que los que están a mi alrededor (familia y amigas) también lo estén. Estoy muy orgullosa de tener un equipo de grandes profesionales a mi lado que “sienten los colores” de la marca.
No solo son expertos en su materia, sino que se involucran en otras, se forman y proponen nuevos retos. Pero para mí, el logro más grande, el más importante, de lo que más orgullosa estoy es de disfrutar de lo que hago, pasármelo bien trabajando y formando, seguir aprendiendo y ser feliz. Lo he conseguido.