El último de una serie de intentos en todo el mundo por frenar el crecimiento de Airbnb llegó a principios de este mes, cuando el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, firmó un proyecto de ley que multaba a los inquilinos o propietarios que arrendaban su piso durante menos de 30 días.
Mientras tanto, en Dublín, los propietarios de un apartamento no podrán utilizar su apartamento en Airbnb sin la presentación de un plan previo, en una medida que puede ser imitada en otras grandes ciudades.
Para muchos ciudadanos de los principales destinos de Airbnb, a menos que esta tendencia se invierta, las ciudades se convertirán en lugares baratos para los turistas e inasequible para el resto de usuarios.
En Berlín, los usuarios que alquilan más de la mitad de su piso a corto plazo sin obtener el permiso del ayuntamiento de la ciudad se arriesgan a una multa de 100.000 euros. Y en Londres se ha establecido un límite de 90 días al años para alquileres antes de ser obligatorio un permiso por parte del ayuntamiento.
¿Cuál es la respuesta de Airbnb? En Nueva York, la compañía ha presentado una demanda en la corte federal de Estados Unidos. Pero a un nivel más amplio, la compañía está realizando esfuerzos para prevenir este tipo de acciones en el futuro antes de que sucedan. Y la mejor manera de hacer esto, piensa Airbnb, es conseguir que sus millones de anfitriones se manifiesten en su nombre.
En la actualidad, se estima que hay unos 70 grupos de presión que trabajan para Airbnb en Estados Unidos, tratando de conseguir una legislación favorable para la empresa.
El año pasado, la compañía anunció planes para 2016 de crear clubes de homesharing en cien ciudades de todo el mundo. El objetivo, dijo, era formar una especia de lobby ciudadano a favor de Airbnb.
Cabe tener en cuenta que el aumento de los niveles de hostilidad hacia Airbnb también han comenzado a venir de los propios vecinos de los anfitriones que alquilan sus hogares a través de la página web. El mes pasado, un tribunal de Londres dictaminó que los propietarios de viviendas cuyo contrato de arrendamiento especifiquen que sus casas se pueden utilizar sólo como una residencia privada no pueden alquilar sus propiedades a corto plazo.
También en Londres, el Ayuntamiento de Westminster está investigando 1.200 presuntas propiedades que han superado el límite de 90 noches. Sin embargo y, en términos prácticos, es un verdadero reto para las autoridades reunir pruebas para demostrar que los anfitriones alquilan sus propiedades por más de 90 noches.
Hacia dónde irá el debate sobre Airbnb, de un período de rápido crecimiento, no está claro. Algunas empresas hoteleras, en lugar de seguir luchando contra Airbnb, han optado por unirse a ella. Inicialmente, los hoteles ejercieron una gran presión contra este fenómeno y la posibilidad de que creciera sin regulación alguna, pero muchas empresas han evolucionado en este pensamiento y han comenzado a darse cuenta de que ciertos potenciales que conlleva. En lugar de mirar a este fenómeno como algo negativo, se trata de considerar las las cambiantes demandas de los consumidores.
Fuente: The Guardian.