Muchas empresas han recaudado miles de millones en los últimos años anunciándose al mundo como unicornios tecnológicos en lugar de empresas de negocios tradicionales, por ejemplo, servicios de taxi o alquiler de oficinas. En este contexto, los reguladores han encontrado serias dificultades para definir si se trata de compañías ‘únicamente’ tecnológicas.
En una decisión tremendamente significativa, Airbnb ha logrado establecer en Europa como una empresa tecnológica y no como un agente inmobiliario, gracias a la sentencia dictada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Sin embargo en 2017, la misma justicia europea decidió que Uber Technologies Inc. es, a pesar de su nombre, una empresa de taxis. Para Uber, esta decisión significó el fin de sus intentos de utilizar conductores sin licencia de taxi en Europa y ahora está regulada por las normas de transporte de los estados miembros de la unión, no por las leyes de comercio electrónico.
Los hoteleros franceses querían que Airbnb estuviera regulada por una ley nacional de 1970 que exige a los agentes inmobiliarios que obtengan licencias, contraten un seguro de responsabilidad civil y ofrezcan garantías financieras en caso de que un cliente necesite que se le reembolse, pero Airbnb argumentó que su actividad está en realidad sujeta a una ley de la Unión Europea que debería tener prioridad: una directiva de 2015 que la clasificaría como un «servicio de la sociedad de la información» o, en lenguaje llano, una plataforma tecnológica que sencillamente pone en contacto a anfitriones y viajeros a cambio de una comisión.
Este argumento no funcionó para Uber. El tribunal decidió que, sin su ayuda, los conductores no profesionales «no tendrían un motivo para proporcionar servicios de transporte» y los viajeros no utilizarían estos servicios. Esto, en opinión del tribunal, esta situación hace que la intermediación de Uber forme parte de un servicio de transporte.
El tribunal argumentó el pasado jueves que los anfitriones y huéspedes de Airbnb tienen muchas otras oportunidades para encontrarse: «ambos tienen a su disposición otra serie de canales, tales como agencias inmobiliarias, anuncios clasificados, ya sea en papel o en formato electrónico, o incluso sitios web de alquiler de propiedades». Esto significa que los servicios de la empresa no son una parte indispensable de la transacción.
En cierto modo, esta diferencia señalada por el tribunal europeo es también la razón por la que el modelo de negocio de Airbnb parece ser más sostenible que el de Uber o, por ejemplo, el de The We Co, el unicornio de los espacios de trabajo que se ha estrellado recientemente.
A diferencia de Uber, Airbnb no está lastrada por un gran número de empleados de facto que son cada vez más difíciles de hacer pasar por profesionales independientes, y a diferencia de The We, no arrienda ni alquila propiedades. Todo lo que hace es proporcionar tecnología y, de acuerdo con su dirección, es realmente rentable en una base operativa. Esto debería marcar la diferencia para la salida a bolsa de la empresa, prevista para el próximo año.
Artículo original publicado en Bloomberg.
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