Los propietarios de viviendas en Barcelona tendrían prohibido de forma permanente el alquiler de habitaciones privadas para estancias de corta duración si la ciudad aprueba el nuevo plan que está proyectando.

Como parte de un paquete de medidas diseñadas para proteger que los alquileres de larga duración puedan verse canibalizados por los alquileres turísticos, la oficina de la alcaldesa Ada Colau ha propuesto una nueva norma que permitiría a los particulares alquilar habitaciones en su propia casa sólo para estancias de 30 días o más.

Lo que debes saber:

• El plan se suma a otras medidas de la ciudad para limitar las viviendas turísticas, normalmente a través de plataformas como Airbnb. Si se aprueba, la ciudad tendría uno de los controles más estrictos sobre los alquileres vacacionales de cualquier ciudad del mundo.
• Desde 2011, Barcelona ha exigido que los apartamentos enteros ofrecidos para estancias cortas tengan una licencia de la ciudad, pero congeló la concesión de nuevas licencias en el centro de Barcelona en 2014.
• En 2018, la ciudad introdujo un sistema de identificación de anfitriones que le permitía verificar si los apartamentos ofrecidos online lo hacían legalmente, lo que facilitaba la identificación y persecución de los infractores de las normas.
• En agosto de 2020, la ciudad impuso una norma temporal para prohibir el alquiler de habitaciones por menos de 30 días; la nueva propuesta haría que esa norma fuera permanente.
• El plan es un intento de frenar un sector turístico que se ha considerado ampliamente descontrolado. Cuando el número de visitantes anuales a Barcelona aumentó considerablemente en los años anteriores a la pandemia, se culpó a los apartamentos vacacionales de fomentar el desplazamiento, la escasez de viviendas y el aumento de los alquileres en determinadas zonas, y de reducir la calidad de vida de los residentes que se quedaban debido al comportamiento de los visitantes en zonas de la ciudad ya de por sí muy densas.
• El plan, que ahora se someterá a tres meses de consulta pública antes de ser sometido a votación en el pleno del ayuntamiento, ampliaría la campaña de la ciudad contra las estancias cortas a un nuevo frente. Al ampliar el control permanente de los alquileres vacacionales a los pisos compartidos, el objetivo de la ciudad es, según su comunicado, «garantizar la función social de la vivienda y evitar una saturación de habitaciones turísticas que provoque problemas de convivencia, repercuta en el mercado de la vivienda y perjudique al comercio de barrio».
• Airbnb dijo en un comunicado que le preocupa que la propuesta pueda ir demasiado lejos: «Los representantes del Ayuntamiento han dejado claro que apoyan a la gente que comparte sus casas, y esperamos trabajar juntos en una mejor manera de avanzar que apoye a las familias de Barcelona».

Información original publicada en Bloomberg.