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Cómo la IA está acortando la distancia entre el dato y la decisión en el turismo

Cómo la IA está acortando la distancia entre el dato y la decisión en el turismo

En un entorno turístico cada vez más complejo y competitivo, la inteligencia artificial (IA) está emergiendo como una aliada clave para transformar datos dispersos en decisiones accionables. Desde centros de contacto hasta sistemas de gestión de ingresos, la IA permite a las empresas del sector convertir interacciones cotidianas en señales estratégicas que mejoran la eficiencia operativa, el conocimiento del cliente y la rentabilidad del negocio.

El reto, sin embargo, no está solo en acceder a la tecnología, sino en aplicarla de forma efectiva. Como explica Markus Stumpe, CEO de AIntensify, el valor está en saber integrar la IA como una capa que potencie la infraestructura ya existente, sin necesidad de transformaciones disruptivas.

Estrategia: empezar por lo posible

Uno de los errores más frecuentes al implementar IA es empezar demasiado grande. Para la mayoría de las empresas turísticas, es más eficaz enfocarse primero en la aumentación antes que en la automatización. La primera consiste en mejorar procesos actuales con ayuda de la IA, sin sustituir del todo la intervención humana; la segunda busca externalizar procesos completos al modelo.

La aumentación permite identificar casos de uso específicos que puedan mejorarse con rapidez y bajo coste. Por ejemplo, mediante herramientas de reconocimiento de voz, las interacciones telefónicas pueden convertirse en datos estructurados, listos para alimentar sistemas CRM o de inteligencia comercial. Esto no solo reduce tiempos, sino que incrementa la calidad del conocimiento sobre el cliente.

Señales: romper silos, generar inteligencia transversal

La clave para convertir la IA en una ventaja competitiva está en su capacidad para generar señales. Cada conversación con un cliente contiene pistas valiosas sobre percepción de marca, precio, producto o experiencia. La IA puede traducir estas conversaciones en datos estructurados que se conectan, vía API, con otros sistemas de la organización.

Este flujo bidireccional permite que un CRM alimentado con estas señales actúe como emisor de información hacia los distintos ámbitos del negocio. Por ejemplo:

  • Los equipos de revenue management pueden ajustar precios y prever demanda con más precisión.
  • El marketing puede refinar sus campañas al detectar en tiempo real qué mensajes están siendo recordados por los clientes.
  • El producto puede mejorarse con base en quejas o deseos expresados en las interacciones.

Estas señales, al fluir entre departamentos, eliminan silos, estimulan la colaboración y optimizan el rendimiento general.

Orquestación: elegir el modelo adecuado para cada caso

Uno de los beneficios de trabajar con socios especializados es su conocimiento del mercado de modelos de lenguaje. No todos los modelos sirven para lo mismo: algunos están entrenados para extraer sentimientos, otros para sintetizar, razonar o generar texto. Además, existen modelos verticales entrenados específicamente para sectores como el turismo.

Por ello, la orquestación se vuelve un elemento clave. Elegir qué modelo usar para cada tipo de señal (precio, opinión, urgencia) o incluso desarrollar un modelo propio si hay una ventaja diferencial clara, puede marcar la diferencia.

Adopción ágil: IA como capa complementaria

La buena noticia es que, en el escenario actual basado en APIs, la IA puede implementarse como una capa flexible y no intrusiva. Es decir, no hace falta reconstruir el stack tecnológico desde cero. Se pueden abordar casos de uso específicos, conectar la IA con los sistemas existentes y empezar a ver resultados en poco tiempo.

De hecho, uno de los factores que están acelerando la adopción de IA en el turismo es precisamente su rapidez para generar valor. Lo que antes tardaba meses hoy puede lograrse en horas: una conversación puede transformarse en un dato, ese dato en una señal, y esa señal en una decisión concreta. Sin necesidad de formación compleja ni cambios estructurales.

Conclusión: IA sin fricción, resultados con impacto

La inteligencia artificial no es una promesa futura, es una herramienta activa que puede cerrar la brecha entre el dato disperso y la acción efectiva. Eso sí: no toda IA es igual, ni todos los proveedores tienen la misma capacidad. Elegir al socio adecuado, con experiencia y enfoque sectorial, es clave para convertir la IA en una ventaja real y sostenible.

En un momento donde cada interacción cuenta y cada decisión debe tomarse rápido, la IA se posiciona como el puente que permite al turismo avanzar con datos, velocidad y foco.

Información original en PhocusWire.

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