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Convertir la temporada baja en la mejor temporada

Convertir la temporada baja en la mejor temporada

Se acaba el verano y junto a él las vacaciones, al menos para la mayoría. Sin embargo, no necesariamente tiene que convertirse en una época baja para el sector hotelero ya que no hay que olvidar que las fechas posteriores a julio y agosto – en especial septiembre y octubre – pueden ser ideales para ofrecerle a los viajeros una estancia distinta. Aquellos que han tenido que esperar hasta el final para poder disfrutar de sus días libres ahora pueden hacerlo con un clima más fresco y de forma más exclusiva. Así, a medida que las noches calurosas se van disipando, los viajeros otoñales buscan la ocasión de explorar algunos de los destinos más populares de Europa – que es también el continente en el cual se encuentran las ciudades más visitadas del mundo – de manera diferente. Teniendo esto en cuenta, y con el fin de atraer a este tipo de viajeros “off-season”, el sector puede ofrecer una serie de alternativas para que ambas partes puedan seguir disfrutando a medida que las primeras hojas de otoño comienzan a caer.                                    

Luces de la ciudad

Roma, Praga, Londres, París, Ámsterdam, Florencia, Lisboa, Atenas… Europa alberga algunas de las ciudades más emblemáticas del mundo, y que son también las más frecuentadas. Por esta razón, en verano muchos de los locales deciden escaparse al mar y la mayor parte de estos destinos se convierte en una suerte de parque temático en el cual la verdadera esencia del lugar parece diluirse. Por ello, es tan sólo al final de la temporada alta que estas ciudades recuperan su identidad, cuando se acaba el turismo excesivo y el viajero otoñal puede visitarlas con calma, respirando su espíritu auténtico y teniendo la ocasión de conocerlas como un local más que como un extranjero. Esta, en efecto, es una de las facetas que el sector debería potenciar a la hora de atraer a visitantes después del verano. Por ello, el diseñar una serie de opciones que puedan concentrar los aspectos más tradicionales de un lugar con el fin de ofrecer a los visitantes una estancia más auténtica es un recurso que puede llegar a tener una gran acogida. 

Al mar, al mar

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Fuente: StaticFlickr

No porque el verano esté llegando a su fin significa que la temporada de playa se ha terminado. De hecho, en los destinos donde la temperatura es más o menos cálida a lo largo del año, septiembre y octubre son dos meses idílicos para disfrutar del mar. Quizás por ello las islas se convierten en un destino predilecto. Ya sean las griegas, Sicilia, Fuerteventura, Madeira o Mallorca, el mejor momento de estos paraísos marítimos es justamente cuando reciben menos grupos grandes de turistas, y pueden ofrecer un trato más focalizado a sus visitantes. Por otro lado, al volver a la rutina normal, son lugares que también suelen ofrecer actividades distintas que no solamente se centran en ir a la playa y tomar sol. Este es el caso de Malta, que a lo largo de septiembre y octubre alberga muestras de fotografía, conciertos y torneos de categoría mundial, actividades que suelen ser un aliciente para los viajeros que disfrutan de su viaje fuera de temporada.

España, líder del sector

España, que lideró en 2015 el índice de pernoctaciones de la Unión Europea, posiblemente se mantendrá en el mismo lugar al final de 2016. Lo cierto es que este verano este país ha sido uno de los destinos predilectos, tanto por su oferta cultural, hotelera, geográfica y gastronómica, como por sus precios más bajos con respecto a los países del centro y norte del continente. Sin embargo, algunas de las ciudades españolas más importantes son también mucho más agradables cuando se acaba la temporada alta. Madrid, por ejemplo, que suele llegar a temperaturas muy altas entre julio y agosto, es una ciudad idílica entre septiembre y octubre, tanto para visitar las exposiciones de los museos más importantes del país, como para dar un paseo por el Parque del Buen Retiro y el Palacio Real. De esta manera, la capital se convierte en un destino muy atractivo durante esos meses, y el sector tiene la oportunidad de enfatizar los aspectos más encantadores de una ciudad sobre la cual con frecuencia se dice que sólo le falta el mar. 

Por otro lado está Barcelona, que recibe muchos turistas a lo largo del año – siendo este un sector productivo que genera 20 millones de euros al día a una ciudad que es relativamente menos concurrida durante el otoño. Cuando en agosto hasta el rincón más lejano del mundanal ruido catalán está ocupado por un visitante, en septiembre y octubre el panorama es distinto y la ciudad recupera la calma, sin dejar de ofrecer una serie de actividades que atraen a viajeros más interesados en la oferta cultural.

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Fuente: Wikimedia

Por otra parte, Sevilla, Granada, Córdoba o Cádiz también pasan por su mejor momento cuando baja la ola turística y las playas, catedrales, mezquitas y palacios por fin se pueden visitar con tranquilidad y a una temperatura mucho más agradable. Así, si bien la demanda del verano desciende, la oferta de otoño sigue siendo igual de atractiva para los visitantes, que al ser más exigentes por tener a su disposición más opciones, también están abiertos a ofertas mucho más exclusivas. Septiembre y octubre también son meses magníficos para visitar el norte y ciudades como San Sebastián, donde el famoso festival de cine la transforma en un centro neurálgico de la cultura durante un par de semanas. Así, muchos de los rincones más frecuentados de España pasan por su mejor momento al final del verano y un gran número de viajeros mantiene el interés por movilizarse y disfrutar de las opciones distintas que puede ofrecer tanto la ciudad como su sector hostelero y de entretenimiento. 

Ya sea ofreciendo precios competitivos, un abanico de actividades alternativas, resaltando los beneficios de viajar fuera de la temporada alta y haciendo que el turista se sienta más acogido, la temporada otoñal puede convertirse en una época idílica en donde tanto el sector del turismo como sus consumidores tienen todas las de ganar.

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