Las principales aerolíneas de Estados Unidos —incluyendo Delta Air Lines, American Airlines, Southwest Airlines y United Airlines— han recortado recientemente sus previsiones de ganancias para 2025. Lo han hecho en un contexto de creciente incertidumbre económica, tensiones comerciales y una caída notable en la confianza del consumidor, lo que abre un interrogante importante para el resto del ecosistema turístico: ¿hasta qué punto debería inquietar esta situación a las demás empresas del sector, desde agencias digitales hasta hoteles, operadores o destinos?
La alarma comenzó a sonar con el último informe de The Conference Board, que detectó en febrero la mayor caída mensual en la confianza del consumidor desde agosto de 2021. A esto se sumó una advertencia por parte de la Reserva Federal de EE.UU., que reconoció que «la incertidumbre en torno al panorama económico ha aumentado».
Un escenario con impacto directo en el turismo
La consultora Tourism Economics ha puesto números concretos sobre la mesa. En un análisis de escenarios, proyecta que si se intensifican las guerras comerciales —en particular con países como Canadá, México y China— el turismo hacia Estados Unidos podría experimentar un fuerte retroceso.
En esa hipótesis, las visitas internacionales a EE.UU. caerían un 5,1% en 2025, muy lejos del crecimiento del 8,8% previsto en el escenario base. La demanda hotelera también se reduciría un 0,8%, frente al 1,1% estimado inicialmente. En términos económicos, esto se traduciría en una pérdida de 18.000 millones de dólares en gasto turístico internacional y 64.000 millones en gasto total (combinando turismo interno e internacional).
Además, varios países —como Reino Unido, Alemania, Canadá, Finlandia y Dinamarca— han emitido alertas de viaje hacia Estados Unidos. Esto ocurre tras registrarse casos de viajeros europeos detenidos en la frontera estadounidense, lo que ha generado inquietud y podría disuadir a ciertos segmentos de viajeros.
Señales de alerta en el sector aéreo
El clima de tensión económica ya está teniendo efectos concretos en la actividad. Una aerolínea canadiense ha cancelado vuelos a Nashville por la caída en la demanda, y también se han registrado menos cruces de vehículos de pasajeros desde Canadá hacia EE.UU. Estas señales llevaron a la entidad financiera TD Cowen a preguntarse si el turismo internacional está a punto de unirse al “desfile de horrores de 2025”.
Según Tom Fitzgerald, vicepresidente de TD Cowen y responsable del análisis de aerolíneas, la situación actual “es motivo de gran preocupación”. Explicó que la incertidumbre está afectando tanto al gasto de los consumidores como a las decisiones de inversión de las empresas, lo que representa un riesgo para los ingresos durante la temporada alta.
En su opinión, aunque todavía no hay una recesión confirmada, los indicadores actuales ya están afectando la planificación de viajes para el verano. Y ese es, precisamente, el período más importante para las aerolíneas.
¿Y las agencias de viajes online?
Ante este panorama, la gran incógnita es si el freno en la demanda aérea y la incertidumbre macroeconómica terminarán impactando también a los gigantes del turismo online. Las OTAs (Online Travel Agencies) como Booking.com, Expedia o Airbnb dependen, en parte, del comportamiento del viajero estadounidense, tanto en viajes internos como en salidas al exterior.
Jake Fuller, director general de la firma BTIG, señaló que si bien hay motivos para estar alerta, aún no se han observado señales concretas de debilitamiento en el rendimiento de las OTAs. Por ejemplo, los niveles de reservas de habitaciones en el primer trimestre se mantienen estables, según sus últimos análisis.
Sin embargo, advirtió que empresas como Expedia Group, con un fuerte enfoque en el mercado estadounidense, podrían estar más expuestas a una posible contracción, en comparación con Booking Holdings o Airbnb, que cuentan con una distribución más equilibrada a nivel internacional.
Pese a ello, Fuller remarcó una ventaja clave del modelo OTA: su estructura de costos. Dado que una gran parte de sus gastos operativos se concentra en marketing, pueden ajustar sus presupuestos con rapidez para proteger márgenes en caso de una caída en la demanda. En comparación, aerolíneas, hoteles y empresas de alquiler de autos tienen costos más rígidos.
¿Un bache o una tendencia duradera?
Por ahora, no está claro si lo que ocurre es un bache pasajero o el inicio de una tendencia más prolongada. Para Lorraine Sileo, fundadora de Phocuswright Research, la caída de la confianza del consumidor puede persistir durante todo el año, pero recordó que los estadounidenses han demostrado una y otra vez su inclinación por priorizar experiencias y viajes, incluso en contextos adversos.
En su análisis, un descenso en los viajes internacionales hacia EE.UU. tendría un impacto importante en el país, pero no necesariamente provocaría una crisis global del turismo. “Quizás la desaceleración no repercuta tanto fuera de EE.UU.”, sugirió.
Fitzgerald, por su parte, fue más cauto: “Todo dependerá de qué cambios políticos se implementen y por cuánto tiempo”.
Factores que podrían cambiar el rumbo
Pese al pesimismo que domina parte del análisis, algunos elementos podrían revertir la situación. Entre ellos:
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La posible reducción de tensiones comerciales.
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Datos macroeconómicos mejores a los esperados.
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Comentarios positivos en los balances del primer trimestre por parte de aerolíneas.
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Una señal clara de que el gasto discrecional no está cayendo.
Además, Sileo señaló que el impacto real de los aranceles sobre los precios y el bolsillo del consumidor podría tardar meses en materializarse. Si el mercado bursátil se recupera y los precios se estabilizan, los viajeros podrían recuperar la confianza. Y si a eso se suman tarifas hoteleras y aéreas más competitivas, el sector podría encontrar un impulso inesperado.
Conclusión: incertidumbre, pero también margen de maniobra
Aunque el contexto actual despierta inquietud en la industria, no todos los indicadores son negativos. Las OTAs han demostrado resiliencia en crisis anteriores y cuentan con herramientas para adaptarse. Sin embargo, la atención está puesta en los próximos meses: si las tensiones económicas y políticas persisten, es probable que el impacto alcance de lleno a la cadena turística digital.
Por ahora, el mensaje dominante es de cautela. Pero también de oportunidad para quienes logren adaptarse con rapidez a un escenario que, aunque complejo, aún no está definido.
Información original en PhocusWire.