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El imparable crecimiento del alojamiento alternativo

El imparable crecimiento del alojamiento alternativo

Hace unas fechas, Brian Chesky, fundador de Airbnb, anunciaba que a partir de ahora, los huéspedes podrán conocer de antemano la velocidad del wifi que se ofrece en los alojamientos listados en su web.

Puesto que cada vez más tenemos la necesidad de contar con una buena conexión wifi (especialmente en el extranjero cuando no podemos usar datos móviles), esta medida parece muy útil.

Y una nueva forma de demostrar la agilidad de ciertas empresas para estar al día en cuanto a lo que el cliente necesita o demanda.

A raíz de la noticia, publiqué una encuesta en LinkedIn donde preguntaba si los hoteles deberían tomar nota de este tipo de medida, o era sólo algo anecdótico. El 71% de quienes contestaron creen que esto tendrá un impacto en la forma en que los hoteles ofrecen su conectividad.

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Y es que no hay que olvidar que muchos hoteles – entre ellos grandes cadenas internacionales de lujo- siguen cobrando a sus clientes por un wifi que a menudo deja bastante que desear.

Por otro lado, esta misma semana Harvard Business Review afirmaba que la restricción de los alquileres de Airbnb reduce el desarrollo, en un artículo del que se hacía eco Smart Travel News.

En un estudio realizado en Los Ángeles (EEUU) han podido constatar que el aumento en la riqueza que generan este tipo de establecimientos es mayor que el impacto negativo en la comunidad local debido al alza de los alquileres. 

Estos dos titulares son sólo un detalle sobre el imparable crecimiento del llamado alojamiento alternativo.

Airbnb es sólo la marca más representativa, pero al calor de ésta han surgido innumerables operadores que están profesionalizando un segmento que antes estaba totalmente atomizado, creciendo exponencialmente en los últimos años.

De hecho, actualmente Airbnb vale más en Bolsa que Marriott, Hilton y Hyatt juntas.

El hecho de que empresas como Airbnb ni son dueñas ni operan los establecimientos, hace que sean mucho más ágiles para adaptarse a los tiempos que corren. Y si los hoteles no quieren perder más cuota con respecto a este tipo de alojamientos (en torno al 10-12% en destinos top globales), han de reaccionar cuanto antes.

Tan absurdo es que el hotel te cobre el wifi, como que al entrar a un hotel debas facilitar todos tus datos, mientras que para hacerlo en un apartamento, con pagar sea suficiente. La legislación debe ser igual para todos, y flexibilizarse siempre que sea posible.

Por otro lado, cada vez más ciudades ponen trabas o directamente prohíben dar más licencias a este tipo de alojamientos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que muchos hoteles también se ofertan ya en este tipo de portales. Como “alojamientos alternativos”.

Pero el mercado siempre es más rápido. Si no hay suelo específico o se prohíben las licencias, surgen nuevos modelos como es el coliving, o las residencias de estudiantes híbridas, donde la media de estancia varía significativamente, y se ofertan tanto para varios días como para largas temporadas.

No se pueden poner puertas al campo, y si empresas como Airbnb crecen, es porque el público está harto de las rigideces de los hoteles y demanda este tipo de producto.

Desde el apartamento familiar que es más económico que una Suite para 4 en un Hotel, hasta los apartamentos más exclusivos (Sí, LVMH también opera apartamentos).

El detalle de poder saber el tipo de wifi ofrecido en un apartamento es sólo otro detalle más de agilidad ante la cambiante demanda. Airbnb lo tiene claro. ¿Y los hoteleros?

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