En 1999, en el Auto-ID Center del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), el tecnólogo y emprendedor británico Kevin Ashton propuso un concepto novedoso que, diecisiete años después, da cada vez más que hablar, y que se ha convertido en una de las tendencias de negocio más innovadoras: internet of things (IoT).
Un artículo publicado en el blog de Endesa descubre cuál puede ser el papel de este internet de las cosas en el desarrollo de ciudades y destinos inteligentes.
El texto incide en la idea de que, gracias a las nuevas tecnologías, el IoT se ha convertido en una realidad muy palpable, y probablemente en una de las tecnologías que más utilizaremos en un futuro muy cercano. Sin ir más lejos, la consultora Gartner ha calculado que en 2020 habrá unos 26 mil millones de dispositivos en el mundo capaz de conectarse mediante el internet de las cosas.
Cada vez más conectados
Sin duda alguna, uno de los pilares básicos que sostendrán toda esta enorme infraestructura será el smartphone. Los teléfonos inteligentes se han convertido en un elemento indispensable para el desarrollo de nuestro día a día en diversos ámbitos: el ocio, el trabajo, las relaciones sociales… Prácticamente desde cualquiera de estos terminales podemos realizar ya multitud de acciones útiles que nos ayudan a gestionar muchos aspectos de nuestra vida. Y cada vez más aplicaciones permiten que estemos conectados con todo lo que tenemos a nuestro alrededor: recargar el parquímetro sin necesidad de bajar a la calle u observar a nuestros hijos en tiempo real a través de la webcam de la guardería, usando solo el móvil, son solo dos claros ejemplos de ello.
En definitiva, estamos más conectados que nunca. Y si los ciudadanos de a pie nos encontramos ya inmersos en esta revolución, es cuestión de tiempo –poco– que nuestros hogares también comiencen a adaptarse a estos cambios tecnológicos (en realidad, ya está ocurriendo). Por lógica, el siguiente escalón a alcanzar es la posibilidad de vivir en ciudades donde todo esté conectado: las Smart Cities, urbes inteligentes en las que el internet de las cosas será un elemento básico para su correcto funcionamiento.
La interconexión en las ciudades
Como hemos comentado anteriormente, el primer ámbito donde veremos el impacto del internet de las cosas será en los hogares; casas inteligentes cuyos dispositivos estarán conectados entre ellos, y que no necesitarán de ninguna intervención humana para realizar sus funciones. Estos objetos serán capaces de ponerse de acuerdo de manera conjunta y tomar decisiones que nos hagan la vida más fácil. Imaginemos poder llegar a casa después del trabajo y encontrarnos con la colada lavada o la aspiradora pasada, disponer de electrodomésticos que nos envíen una advertencia si tienen alguna avería y de frigoríficos que controlen la fecha de caducidad de los alimentos que almacenan, o ser capaces de controlar desde nuestro móvil las persianas o el termostato (esto último es actualmente una realidad).
Si hablamos ya del siguiente nivel, el que afecta a las infraestructuras propias de la ciudad, es ahí donde el internet de las cosas presenta su faz más ambiciosa: conseguir formar una red de sistemas inteligentes, capaces de gestionar datos masivos y actuar en consecuencia para facilitar la vida de los ciudadanos. Hay muchos sectores que en el tiempo actual se están viendo beneficiados por el uso del IoT. Por ejemplo, en el de la salud, varios hospitales cuentan ya con sistemas de monitorización no invasivos para sus pacientes; en el medioambiental se fabrican últimamente sensores de todo tipo (atmosféricos, sísmicos, etc.) que puedan ser gestionados mediante dispositivos móviles; en el urbano, se trabaja en el control masivo de cámaras, semáforos, puentes o estructuras ferroviarias con el fin, entre otras cosas, de evitar accidentes; en el industrial, nos encontramos cada vez más con maquinaría conectada a Internet, cuyo control se ha centralizado: procesos de fabricación, robots, sensores, etc.
El futuro del internet de las cosas
A pesar de su evidente valor, el internet de las cosas aún no ha encontrado un hueco fuerte en el mercado. Hay algunas empresas trabajando en proyectos relacionados con esta tecnología, como Apple, Google, IBM, Intel o Cisco (la más implicada con el IoT), pero aún hay problemas a los que hacer frente antes de que esta tecnología se asiente por completo en nuestras sociedades.
Uno de ellos es que las redes 4G de telefonía no son todavía capaces de gestionar grandes cantidades de objetos interconectados (estamos hablando de miles de ellos que codificar y monitorizar). Sin duda, gracias a los próximos avances en ese campo (como la red 4.5 G, actualmente en desarrollo) podremos afrontar mejor este desafío. Por otro lado, algunos investigadores han propuesto utilizar la llamada banda estrecha, que es un tipo de conexión que usa un ancho de banda reducido y que es muy eficiente.
Otro problema afecta a la seguridad. Internet es un mar donde navegan con bastante facilidad los piratas informáticos. Con casi todo lo que nos rodea conectado a la Red, el miedo a las intrusiones no deseadas es muy alto. Sin embargo, si se utilizan procedimientos y sistemas de seguridad avanzados, como el uso de nubes híbridas, que eviten que muchos de los Big Data gestionados por las Smart Cities sean visibles en Internet de manera pública, los riesgos serán menores.
A pesar de estas y otras desventajas inherentes a un avance tecnológico de este calado, es solo cuestión de tiempo que se produzca un boom relacionado con el IoT. De acuerdo a los expertos,durante la próxima década el internet de las cosas será una tecnología común y cotidiana en todo el mundo. ¿Pero será tan importante como se augura? Según los responsables de la empresa Cisco, sí. Y no solo eso, sino que será vital para el ser humano: «si se combina la capacidad de la próxima evolución de Internet (IdC) para percibir, recolectar, transmitir, analizar y distribuir datos a escala masiva con la manera en que las personas procesan la información, la humanidad tendrá el conocimiento y la sabiduría necesarios no solo para sobrevivir sino para mejorar y prosperar en los próximos meses, años, décadas y siglos».