La Organización Mundial del Turismo (OMT) y Sommet Education, el grupo integrado por Les Roches, Glion Institute of Higher Education, y Ecole Ducasse, han presentado los tres proyectos finalistas del certamen “Hospitality Challenge” que han recibido una beca de formación en Les Roches, una de las instituciones especializadas más importantes del mundo y la tercera más apreciada por las empresas reclutadoras.
Les Roches Marbella acogió esta jornada virtual que, bajo el título “¿Qué es lo próximo en carreras profesionales y responsabilidad social?”, estuvo moderada por Antonio López de Ávila y contó con la participación de Manuel Butler, director ejecutivo de la OMT, José Ángel Preciados, CEO de Ilunion Hoteles y Carlos Díez de la Lastra, director general de Les Roches Marbella, quienes pusieron el acento sobre el estado del turismo, la industria hotelera y el hospitality, y en las posibles soluciones para acelerar su recuperación.
Pocas actividades económicas se han visto tan afectadas por la crisis del coronavirus como la industria turística, arrastrada por unas restricciones de desplazamientos que se implantaron de forma generalizada.
Un sector que, antes de la pandemia, representaba un 14,6 % del PIB español y que concentraba 2,8 millones de empleos, según un informe del Consejo Mundial del Viaje y el Turismo. Recuperar este sector es, por lo tanto, prioritario y en este escenario empresas, centros de formación, universidades y organismos públicos juegan un papel esencial.
Para Manuel Butler, director ejecutivo de la OMT, la responsabilidad social es una de las herramientas imprescindibles para impulsar el crecimiento turístico después de la pandemia. “En las últimas décadas empresas y organizaciones nos hemos centrado enormemente en el factor económico, pero no debemos olvidar que el impacto social es clave y que nuestra industria es, precisamente, una industria de personas”.
A día de hoy, señaló, urge impulsar un modelo de turismo más responsable, que cuente con una mayor colaboración público-privada y más destinos inteligentes que permitan estudiar el estado de esta industria a través de datos rigurosos y fiables, para de ese modo lanzar políticas turísticas adecuadas. Para el director ejecutivo de la OMT, la industria se enfrentará en los próximos años a dos grandes revoluciones: la economía circular y el impacto social.
Al respecto, José Ángel Preciados, CEO de Ilunion Hoteles, indicó que es imprescindible que las empresas se replanteen sus hojas de ruta. “La experiencia a lo largo de estos meses, en las que el sector ha puesto de manifiesto su enorme solidaridad, nos ha enseñado que es de obligación moral intentar que las sociedades mejoren cada día. Si algo nos permiten parones como lo que se están sucediendo es precisamente reflexionar acerca de las estrategias de nuestras organizaciones porque al final las compañías no desaparecerán por necesidad económica, sino que será la propia sociedad quien filtre en función de las propuestas que generen un valor social añadido”.
De valor social también ha hablado Carlos Díez de la Lastra, director general de Les Roches Marbella, que señaló que en esta ecuación son las universidades las que deben liderar el cambio.
“Las universidades deberíamos ser un faro que ilumine a las próximas generaciones el camino a seguir, y debemos hacerlo mediante el ejemplo”. Al respecto de los principales desafíos que esto supone para las instituciones educativas, de la Lastra cree que existe un factor crítico: preparar a los jóvenes para que realmente sean conscientes de su papel como futuros líderes en situaciones tan críticas como la actual.
En este sentido, todos los ponentes confirmaron que serán los valores de los profesionales los que marquen el futuro del sector. “Necesitamos profesionales valientes, con capacidad y con ambición por crecer” según José Ángel Preciados, quien presagia que en los próximos años la industria asistirá a un incremento en las contrataciones de personal relacionado con el ámbito de la salud, como psicólogos y biólogos, pero también en el ámbito medioambiental, profesiones a las que el sector turístico no está habituado pero que, en palabras de José Ángel Preciados “sin duda benefician la relación con el cliente”.
Si bien es cierto que la tecnología juega un papel fundamental en el desarrollo del turismo, que necesitará también de perfiles técnicos como matemáticos, programadores e ingenieros, para Díaz de la Lastra las relaciones interpersonales serán finalmente las que marquen la diferencia frente a la competencia.
“Cuanta más tecnología más importancia cobra la aportación de valor añadido que genera el trato humano con el cliente. El eje ganador será el que logre el equilibrio entre ambas tendencias”.
Y es que la industria del turismo está viviendo una profunda metamorfosis en la que las nuevas tecnologías son unas de las grandes protagonistas. Hace unos meses, hablar de transformación digital en empresas, instituciones o sectores era algo opcional, pero en tiempos de pandemia, la digitalización es fundamental.
De hecho, el sector de la hotelería y el turismo es uno de los mejores ejemplos de cómo la tecnología puede jugar un papel decisivo en el desarrollo de las organizaciones. Para José Ángel Preciados la transformación debe ser el ámbito de la eficiencia, no obstante, cree que la adopción de estas herramientas permite a las empresas conocer a sus clientes y, por lo tanto, ofrece la posibilidad de otorgar una atención y un cuidado más exhaustivo en base a sus preferencias.
“La inclusión de nuevas tecnologías permite interactuar con los clientes y ofrecerles la mejor propuesta de valor posible, algo que sin duda está transformando por completo los modelos de negocio”.
Una transformación a gran escala para la que el gran reto será la retención y la atracción de talento formado. Como señaló Manuel Butler, “el turismo del futuro girará en torno a la innovación, la tecnología y la investigación, y por ello la formación de los futuros profesionales del sector será primordial”.
En este sentido, como asegura Carlos Díaz de la Lastra, no se trata tanto de enseñar el funcionamiento de una tecnología en concreto, porque los grandes avances en la materia la harían obsoleta en unos pocos meses, sino que lo prioritario es que los alumnos puedan identificar qué tecnología es la adecuada para sus proyectos profesionales. Para él, “tecnología y capacidad emprendedora deben ir de la mano”.
Innovación al servicio del turismo del futuro
Precisamente tecnología, compromiso social y capacidad emprendedora van de la mano en los tres proyectos finalistas del certamen “Hospitality Challenge” que se presentaban ayer. Zeynep Demirbilek fundadora de Service Club Delivery, una solución de contratación para mejorar las condiciones de los repartidores; Ana María Poley, creadora de Coliving Hotels, una plataforma de alquileres de viviendas compartidas a medio y largo plazo; y Katia Rivera, impulsora de Little Big Travel, un proveedor de viajes y experiencias en lugares no masificados.
En palabras de Carlos Díaz de la Lastra, “ver esta dinámica nos hace a todos tener muchas esperanzas en el sector. Ideas como las expuestas muestran cómo las personas emprendedoras pueden mantener el turismo y los viajes a la vanguardia del desarrollo sostenible”.