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Innovación

Los cambios tecnológicos también amenazan a las apps

Los cambios tecnológicos también amenazan a las apps

El mundo está en constante cambio debido a la evolución tecnológica, pero también los desarrollos más innovadores pueden quedarse rápidamente obsoletos. Es algo que estamos viendo continuamente y que sucede cada vez a mayor velocidad, hasta el punto de que algunas herramientas que han alcanzado en pocos años la cima y parecían invencibles en su reinado absoluto pasan a descender también rápidamente en el ranking de tendencias y pierden puestos entre las preferencias del consumidor, que se decanta por otros productos. Un claro ejemplo de ello lo tenemos en las apps, una herramienta clave en el sector turístico durante los últimos años, cuya supremacía está ya siendo puesta en cuestión.

Cuando en 2008 la Conferencia Mundial de Desarrolladores Apple (WWDC) comenzó a poner de moda el concepto app y anunció la creación de la App Store pocos sospechaban la dimensión que alcanzarían las aplicaciones y el volumen de negocio que estas herramientas llegarían a generar durante los años siguientes. Según Portio Research, a finales de 2012 había 1.200 millones de usuarios de aplicaciones móviles en el mundo, una cifra que ha ido aumentando alrededor del 30% en cada año hasta las previsiones que apuntan a unos 4.400 millones de usuarios a finales de 2017.

En estos últimos nueve años, la proliferación de teléfonos inteligentes en el planeta ha facilitado un gran aumento del número de aplicaciones móviles y una creciente atención a éstas por parte de la población, hasta el punto de que han llegado a concentrar hasta el 52% del tiempo que los usuarios dedican a los medios digitales. En este contexto, se explica que la App Store de Apple disponga ya de cerca de 2 millones de apps y Google cuente con más de 2,2 millones. De forma paralela, las cifras de ingresos generados por las apps también se han multiplicado. Gartner estimaba que más de 268.000 millones de descargas móviles generarían un ingreso de 77.000 millones de dólares en 2017.

Pero parece que los tiempos han cambiado. Aunque la cantidad de tiempo dedicado por los usuarios a las aplicaciones y el dinero gastado en ellas ha aumentado significativamente durante los últimos años, las descargas no se están comportando del mismo modo y están frenando su progresión. Algunos mercados maduros como Alemania, Japón o Estados Unidos han comenzado a frenar el ritmo de crecimiento de descargas que venían experimentando hasta ahora, debido a que sus ciudadanos son ahora más selectivos y concentran su interés cada vez más en un grupo reducido de apps.

Según App Annie, aunque los usuarios gastaron casi 900.000 millones de horas en aplicaciones en 2016, un 15% más que en 2015, la mayoría centró su interés en unas pocas como Google Chrome, YouTube y Facebook. Y de acuerdo con un informe de comScore, los usuarios de Estados Unidos ocupan el 90% de su tiempo dedicado a aplicaciones móviles en sus cinco favoritas. De hecho, otro estudio de Easy Mobile Marketing Automation (eMMa) indica que la mayoría de los usuarios de smartphone tienen solo entre 1 y 10 apps en el móvil. Y que el 51% de las apps descargadas se borran inmediatamente, bien porque no responden a las expectativas, porque van lentas u otra razón.

Además, a la tendencia a una menor descarga de apps contribuyen los problemas de almacenamiento que acarrean para los smartphones, que además tienen que soportar actualizaciones cada vez más pesadas. Un estudio de Sensor Tower concluye que en 2013 el espacio requerido para las diez apps más utilizadas en iOS era de 164 MB, mientras que ahora se requiere una base de 1,9 GB para las mismas aplicaciones, es decir que se ha multiplicado por doce en los últimos cuatro años.

Algunos informes ya están poniendo también de manifiesto un menor uso de las aplicaciones ya descargadas. Un estudio de SimilarWeb puso en evidencia en 2016 que los usuarios están pasando cada vez menos tiempo en las aplicaciones de sus teléfonos móviles. Como decíamos al principio, todo ello hace pensar que las apps pueden ser un claro ejemplo de cómo la tecnología sigue avanzando a gran velocidad, pero no sólo transformando el mundo sino transformándose también a sí misma.

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