El mercado online de los viajes no hace otra cosa que crecer. Año tras año, los datos de adopción digital en la búsqueda de viajes y las reservas realizadas a través de OTAs aumentan, en algunos casos a ritmo de dos dígitos anuales.
Sin embargo, un artículo publicado en Tnooz cuestiona el modo en que está cambiando nuestro punto de origen como usuarios a la hora de buscar un viaje.
Según el informe, los viajeros recurren cada vez menos a los buscadores habituales y generalistas –particularmente Google– para iniciar su compra en buscadores verticales: en el caso de los viajes, los famosos metabuscadores.
En esta categoría entran compañías como Trivago, TripAdvisor, Kayak, Momondo, Skyscanner y, por supuesto, Google.
Al mismo tiempo, las agencias online adoptan cada vez más un papel de metabúsqueda y se posicionan como proveedores de tecnología para empresas turísticas.
Es más, algunos de los metabuscadores son propiedad de las principales agencias online: Momondo pertenece a Booking Holdings, Sjyscanner a Ctrip y Expedia controla la mayor parte de Trivago.
En cualquier caso, la tendencia de los viajeros a comenzar su experiencia directamente en un metabuscador no es sorprendente. Al fin y al cabo, el usuario busca simplicidad en el proceso y quiere encontrar una única plataforma donde pueda acceder a toda la información y finalizar su reserva sin tener que visitar decenas de webs para comprar un viaje.
¿La muerte del SEO?
En este contexto, cualquier empresa turística puede plantearse cuáles son los entornos donde debe centrar su inversión a la hora de ganar visibilidad online.
Si realmente todos buscaremos y reservaremos viajes a través de aplicaciones de voz, donde no tendría cabida una interminable lista de resultados de búsqueda, ¿qué sentido tendría invertir tiempo y dinero en posicionamiento SEO?
Un artículo del New York Times asegura que sólo un 15 por ciento de las búsquedas genéricas realizadas en Google finalizan en una reserva.
Todos contra todos
Las líneas que separaban a las agencias online de los metabuscadores se están desdibujando. Google o TripAdvisor negarán hasta el final de sus días que tengan intenciones de convertirse en una OTA, pero al final puede tratarse meramente de una cuestión semántica.
La realidad es que los principales actores del sector, y no son tantos si se tienen en cuenta las alianzas entre ellos, están luchando por diseñar un producto que permita comparar y reservar todo lo relacionado con el viaje, desde el transporte hasta el alojamiento pasando por las experiencias en destino.
Todo esto, sin salir de una única plataforma y pensando en que, cada vez más querremos realizar todo este proceso en la limitada pantalla de un teléfono móvil o, quién sabe, a través de un asistente de voz.
En definitiva, una guerra entre plataformas donde todas pueden ganar –el mercado de viajes online tiene aún gran margen de crecimiento para todos– y un quebradero de cabeza para las empresas turísticas donde cada vez será más complejo hacer visible su producto.