Para quienes estén menos familiarizados con estos personajes de Nintendo, considerar un juego relacionado con los Pokémon como una revolución en el modo en que viajamos puede parecer, por lo menos sorprendente. Del mismo modo que es sorprendente que este juego para smartphones haya sido capaz de superar en número de usuarios al propio Twitter en apenas unos días. De hecho, va camino de convertirse en la app más descargada jamás en dispositivos iOS y Android.
Pokémon Go mezcla realidad aumentada y gaming, dos de esas tendencias tecnológicas que, se supone, van a cambiar nuestra percepción de la realidad y el modo en que interactuamos con ella, y sin duda esto tiene su trascendencia en la industria de los viajes.
A grandes rasgos, el juego permite al usuario crear su propio avatar y buscar otros Pokémon en numerosos lugares de su ciudad, en los denominados Pokétstops –el Rockefeller Plaza de Nueva York, por ejemplo–. Literalmente, hay usuarios recorriendo las ciudades y descubriendo lugares para encontrar nuevos Pokémon en su móvil. Por eso se sencillo entender sus posibles implicaciones en el mundo del viaje.
Tanto el gaming como la realidad aumentada son tecnologías consideradas entre las más influyentes en el futuro. La clave del éxito de Pokémon Go ha sido la habilidad de mezclar el mundo virtual con el real: una ciudad, un destino turístico.
Independientemente del futuro de la app –quién sabe si podría pasar de moda con la misma fuerza que ha llegado a Estados Unidos o Australia–, Nintendo ha enseñado el camino a otras empresas que deseen combinar el mundo real con soluciones de realidad aumentada aplicadas al sector turístico. Esta vez, eso sí, sin la necesidad de incorporar un nuevo dispositivo a nuestras vidas –quizás parte del fracaso de Google Glass–, sino a partir de esta extensión de nuestro cuerpo que llamamos smartphone.