Un comunicado emitido por la Escuela Universitaria de Turismo Ostelea se hace eco de un reciente estudio publicado por la Revista Nature Climate Change, en el que un grupo de científicos vinculados a universidades australianas, taiwanesas e indonesias ha demostrado que el turismo, además de contribuir poderosamente al crecimiento de la economía global –su participación se incrementa más de un 4% de forma anual-, también es un factor relevante en la generación de gases de efecto invernadero.
En concreto, la participación de las actividades vinculadas al sector turístico ha supuesto, a lo largo del periodo comprendidos entre los años 2009 y 2013, la emisión de un total de 4,5 Gigatoneladas (Gt) de CO2 a la atmósfera. Cuantía ésta que supone un incremento del 15 por ciento en sólo 5 años.
La investigación, realizada mediante un estudio de las balanzas de carbono de 160 países de todo el mundo evidencia, además, que la mayor parte de la huella de carbono producida proviene de países de renta alta.
En concreto España, junto a países como Francia, Portugal, Marruecos o Grecia, mantiene un saldo negativo en la generación de estos gases debido, principalmente, a que es uno de los mayores destinos turísticos a nivel mundial.
Además, el rápido aumento de la demanda turística está superando efectivamente la descarbonización de las posibilidades que ofrece actualmente la tecnología relacionada con el turismo.
De este modo, se hace cada vez más relevante la necesidad de apostar por un turismo sostenible y ecológico que minimice la realidad de una actividad económica que nunca fue “una industria sin chimeneas”.
Precisamente, las preferencias mundiales parece que apuntan en esta dirección. Así, en un informe publicado por la Escuela Universitaria de Turismo Ostelea, las tendencias globales muestran un aumento transversal del interés del viajero por esta modalidad de turismo, no sólo por una mayor conciencia social, sino también por el hecho de que este tipo de turismo se asocia con una mayor calidad de la experiencia del viajero, por una parte, y con un mayor grado de conexión con la comunidad local.
Por mencionar sólo unos datos, el volumen de negocio de turismo ecológico a nivel mundial fue de 412.000 millones de euros en 2015, un 10,5 por ciento más que en 2014, y su cuota de mercado fue del 25 por ciento, tres puntos más que en 2014.
La previsión, tal y como indica el mencionado documento, es que esta modalidad de turismo siga aumentando en los próximos años hasta consolidarse no sólo como una alternativa apetecible a turismo convencional, sino más bien como un requisito indispensable en el marco general de competencia entre los destinos turísticos globales, y herramienta fundamental para luchar contra el cambio climático y el efecto invernadero.