2019 podría convertirse en un año de referencia para espectaculares salidas a bolsa en la industria de los viajes, ya que un par de ‘unicornios’ del sector que han trabajado detrás del escudo de los fondos privados masivos se apresuran a salir a la luz pública.
El Wall Street Journal informó el martes que Uber está recibiendo propuestas para presentar una oferta pública inicial de acciones de Goldman Sachs y Morgan Stanley con una valoración de hasta 120.000 millones de dólares.
Su rival Lyft, mucho más pequeño, recurrió a JP Morgan Chase, Credit Suisse y Jeffries para que suscribieran una oferta pública de acciones a un valor de mercado de alrededor de 15.100 millones de dólares.
Por supuesto, Airbnb también está considerando su definitiva salida a bolsa para 2019, aunque para ello debe superar cierto escepticismo sobre sus perspectivas regulatorias, entre otras cuestiones.
La capacidad de la compañía para cambiar y alterar la forma en que la industria piensa sobre el alojamiento y los viajes es una fuerza a tener en cuenta, y su impacto económico y financiero ya no puede ser ignorado, se explica en un informe de Skift.
En las últimas semanas, tanto Uber como Airbnb han enviado cartas formales a la Comisión del Mercado de Valores estadounidense pidiendo a la agencia reguladora que permita que los conductores y los anfitriones puedan ser remunerados en acciones, aunque no está claro cómo funcionaría esto en la práctica.
La web Ars ha informado de que Uber en particular ha luchado con uñas y dientes para que sus conductores no sean clasificados como empleados. La compañía ganó recientemente un caso importante sobre este tema en un tribunal de San Francisco.
Al reducir su número de «empleados», Uber probablemente ahorraría millones de dólares cada año al no pagar por la salud de los conductores, la jubilación, el desempleo u otros beneficios que habitualmente están ligados al empleo de tiempo completo.