Más allá de todas las discusiones sobre la legalidad del modelo de negocio de Uber, o de su situación en distintas ciudades del mundo, no se le puede negar a la compañía de transporte un afinado sentido de la innovación y el marketing. En esto coincide con su homónimo en el sector de alojamiento, Airbnb.
La última noticia de la marca viene dada por sus primeros pasos en la búsqueda de un coche automático capaz de circular por nuestras ciudades. La primera prueba se realiza estos días en Pittsburgh, donde Uber cuenta con su propio centro de desarrollo tecnológico.
El modelo, de la marca Ford, recogerá datos para mapas y pondrá a prueba su capacidad como vehículo automático. No es el primer intento. Otras compañías del sector, como Tesla, ya han conseguido multiplicar el número de automatismos que puede poner en práctica un coche:
Más conocidos son los intentos de Google, aunque en cualquier caso la mayor dificultad que afrontan estos modelos es su compatibilidad con los coche conducidos por humanos. ¿Será necesario que sólo existan coches automáticos para que la idea funcione?
Es, desde luego, un objetivo loable, ya que cada año mueren en las carreteras 1,3 millones de personas en todo el mundo. En el 94 por ciento de los casos, los accidentes se deben a un fallo humano. El vehículo automático, además de ahorra tiempo y eficiencia a los usuarios, salvaría millones de vidas.
En este momento, Uber ha reconocido que se encuentra aún en los primeros pasos de esta tecnología, centrada en trata de que el coche se lleve bien con peatones, ciclistas y otros coches.